Por John Hughes – AccountancyIQ: ¡El tesoro escondido!
Documento original: AccountancyIQ: the treasure trove! [17/07/2025]
Me encontré un blog relativamente nuevo, AccountancyIQ, escrito por Nasir Uddin, un profesor de contabilidad y auditoría:
El blog presenta lo siguiente:
¿Está Ud. listo para mejorar su experticia en contabilidad y auditoría? Únase a mí, un experimentado educador de ACCA e ICAEW, en AccountancyIQ, donde le ayudaré a llenar la brecha entre teoría y práctica. Juntos, desbloquearemos un tesoro escondido de perspectivas, ejemplos, y anécdotas para encender su pasión y empoderar su trayectoria profesional. Embarquémonos en esta misión de “Empoderar a los estudiantes” para que alcancen su máximo potencial en el mundo de la contabilidad y la auditoría.
… y realmente podría ser capaz de lograr ello. Uddin es un escritor sorprendentemente elegante (mucho más que el escritor mediocre que Ud. está leyendo en este momento), a menudo expresándose a sí mismo con una gracia casi poética, por ejemplo, en un artículo sobre si la contaduría debería ser agrupada dentro de las disciplinas de STEM:
El corazón de la distinción no radica en las herramientas usadas, sino en la naturaleza de la realidad que está siendo medida. Cuando un físico mide la aceleración de un objeto que cae, las leyes a las que hace referencia son indiferentes a la interpretación humana.
La gravedad no requiere consenso. Sin embargo, cuando un contador mide las utilidades, las “leyes” son construcciones humanas, reinterpretadas, enmendadas y debatidas sin fin. Utilidades, ingresos ordinarios, activos no son constantes de la naturaleza, sino acuerdos entre las personas, ideados por comités, susceptibles a diferencias de política, juicio, e incluso culturales.
… los números en la contabilidad no permanecen solos; siempre están vinculados a esperanzas humanas, compromisos, y algunas veces, ilusiones convenientes. En todo caso, apreciar esta diferencia hace que uno respete a los contadores aún más. Ellos no son solamente técnicos. Son intérpretes de un mundo que constantemente está cambiando, infinitamente discutible, y a menudo moralmente frágil. Y así, queda una pregunta sin respuesta, pero necesaria:
¿Deberíamos sentirnos aliviados, o preocupados, porque uno de los lenguajes más importantes de la vida, el lenguaje de utilidades, pérdidas, valor, no es una ciencia en absoluto, sino un tipo de poesía humana disfrazada en números? Quizás, en un mundo crecientemente obsesionado con la precisión, hay una sabiduría callada en recordar que alguno de nuestros sistemas más vitales permanece irreductiblemente humano. Desordenados, hermosos, falibles, y, por esa razón, merecedores de nuestro escepticismo, así como también de nuestra confianza.
La falibilidad podría ser una característica recurrente del blog, pero tal y como se observa allí, no como algo que se deba condenar, ni intentar erradicarlo mediante interminables medidas de cumplimiento y vigilancia, sino más aún como una calidad a ser examinada, reflexionada, e incluso apreciada. Tome un ejemplo reciente sobre cómo la revaluación de las ganancias en bitcoin impulsó las utilidades de Tesla:
… solo porque algo es verdadero en el mercado no significa que refleje la sustancia de un negocio. Tesla no innovó para alcanzar esos $600 millones. Ni se volvió más eficiente, o más sostenible, o más alineado con su misión. Solo ocurrió que tenía un activo que subió, y ahora las reglas le permiten llamar a eso progreso.
Se supone que la contabilidad cuente una historia. No una historia perfecta, dado que la perfección es imposible, pero una que sea fiel. Una historia que capture el riesgo, el esfuerzo, el valor que esté siendo creado (o perdido) con el tiempo. Y el riesgo ahora es que, a nombre de la transparencia, estamos invitados a un tipo de ruido. Los mercados se mueven, Bitcoin oscila y de repente, las ganancias también oscilan, no a causa del desempeño de la compañía, sino a causa del estado de ánimo del activo.
Por cierto, Uddin es capaz de escribir acerca de Tesla sin atacar seriamente a Elon Musk, lo cual en una rápida búsqueda de este blog mostrará que está más allá de la capacidad de su corresponsal actual. Aquí hay un último extracto, tomado de su artículo inicial, que reflexiona sobre el ser profesor de contabilidad, una tarea que algunas veces evoca cómo Sísifo fue condenado a “(empujar) una roca sobre una montaña empinada, solo para verla caer de nuevo una y otra vez”:
… a veces, siento como que estoy intentando explicar las reglas del cricquet a un pingüino. Se me ponen los ojos vidriosos, comienzo a hacer garabatos en mi cuaderno, y descubro mi aparentemente competencia feroz con los teléfonos inteligentes y las ensoñaciones. Pero entonces, de vez en cuando, vislumbro ese milagro, el momento revelador. Ese preciso instante en que un concepto hace clic. Los ojos de los estudiantes se iluminan como si acabaran de descubrir el Código Da Vinci de los estados financieros.
Ese es el lado positivo, el momento ideal, ese momento de “rodar la roca hasta la cima”.
¿Qué me dicen de la vista desde la cima?
¡Es simplemente magnífica!
Hay una alegría única en ser testigo de ese momento iluminador cuando un estudiante finalmente comprende un concepto difícil. U observar el orgullo que ilumina sus rostros cuando superan un problema desafiante. Esos son los momentos que hacen que todos los esfuerzos de superar una gran dificultad sean invaluables. Es como alcanzar la cima del Everest, plantar su bandera, y reflexionar, “Les ayudé a llegar allí. Hice la diferencia”.
Incluso fuera del salón de clase, pienso que las perspectivas de un escritor de tal ligereza e inteligencia contagiosas puedan realmente marcar la diferencia…
Las opiniones expresadas son solamente las del autor.
Esta traducción no ha sido revisada ni aprobada por el autor.