Aranceles, costos y estrategias
¿Vamos a vender más porque Trump nos cobrará menores aranceles que a otros?
Por Samuel Mantilla - Aranceles, costos y estrategias. ¿Vamos a vender más porque Trump nos cobrará menores aranceles que a otros?
El análisis simple de que como a nosotros nos van a cobrar el 10% por aranceles a las importaciones que EE. UU. haga de nuestros productos, vamos a poder vender más porque a nuestros competidores (p. e., un país asiático) les van a cobrar 47%, es simple y peligroso. ¿Existe realmente una ventaja, para este ejemplo, del 37%? ¿Hay realmente oportunidades?
Si bien el efecto lineal que muestran periodistas y tributaristas aparentemente es cierto, no podemos desconocer que, el asunto es mucho más complejo y hace necesario considerar el triángulo estratégico de costo, calidad, y tiempo. A fin de percibir con claridad cuáles son las verdaderas oportunidades.
La variable costos es crítica
Si bien el costeo muestra la acumulación de costos directos e indirectos, fijos y variables, esta variable es crítica sobre todo cuando el entorno de producción conlleva uso intensivo de mano de obra o automatización relativa de los procesos, como es el caso colombiano.
Así las cosas, la mencionada ventaja del 37% se pierde si el gobierno actual insiste en su reforma laboral que aumenta los costos laborales y, por ende, los de producción.
Si a ello se adicionan costos por licencias ambientales, trámites legales, otros impuestos y relacionados, tal ventaja continúa reduciéndose.
Se hace, por lo tanto, necesaria una estrategia completa de administración de los costos y, si de verdad el gobierno quiere que las exportaciones colombianas sean competitivas, tiene que aportar proactivamente en términos de eficiencia en los costos asociados con la producción. Pero al respecto hay pocas esperanzas: ¿si está matando su empresa principal (Ecopetrol), ¿qué pueden esperar las empresas privadas?
La variable calidad es complicada
Se refiere principalmente a tecnología de producción y funcionalidad para el cliente. Es aún más complicada, sobre todo cuando se compara con países más desarrollados que el nuestro.
Básicamente implica el análisis de la tecnología de producción en uso, así como de la funcionalidad que el producto tiene para el cliente.
Frente a los países asiáticos (p. ej., China, Vietnam), la ventaja mencionada del 37% se evapora pronto porque con tecnologías automatizadas se producen mayores cantidades, con mejores eficiencias, menos errores y, por lo tanto, costos unitarios muy inferiores.
Esto hace que los costos de mano de obra hagan que la calidad se convierta en un problema complicado dadas las intenciones del actual gobierno.
El mercadeo intensivo debe ayudar a garantizar la calidad prometida, a fin de evitar reclamaciones y devoluciones que no solo dañan la reputación y la imagen, sino que ayudan a cerrar mercados. A estas cosas las famosas ‘bodegas digitales’ del actual gobierno ayudan a crear problemas e impiden soluciones eficaces.
La variable tiempo es explosiva
Se refiere a la duración de la respuesta a la necesidad detectada.
Es una variable de carácter explosivo y puede no solo hacer perder la ventaja mencionada del 37% sino crear diferenciales aún mayores en contra.
Porque quien llega primero a un mercado se posiciona y puede generar barreras de entrada ante potenciales competidores.
La estrategia debe, por lo tanto, garantizar la oportunidad para el cliente y ello implica un análisis cuidadoso de las eficiencias (y deficiencias) a lo largo de la cadena de valor, incluyendo el transporte. Y con el actual gobierno promoviendo paros y similares, estas cosas se complican.
Si EE. UU. logra mejorar su capacidad adquisitiva (que en el presente tiene limitaciones y dificultades importantes pero que, en últimas, es lo que buscan recuperar), la variable tiempo se convierte en variable clave. En este sentido, los sectores colombianos de confecciones y alimentos pueden aprovechar de mejor manera estas nuevas circunstancias.
Así las cosas, si bien estamos en épocas bastante difíciles, en lugar de complicarlas podemos buscar un esfuerzo colectivo para darles soluciones que nos beneficien. Se necesita, por lo tanto, privilegiar la actividad empresarial privada frente a la charlatanería ideológica que nunca llega a nada y siempre les echa la culpa a otros.
La principal ventaja (o desventaja) en estas cosas es que en el largo plazo es que se construyen (o destruyen) las cosas perdurables.
Buenas y malas noticias para los contadores
Lo anterior, que algunos empiezan a denominar (yo digo que, equivocadamente) la ‘tercera guerra mundial’, la de los aranceles y tarifas, tiene buenas oportunidades para los contadores que quieran asesorar en el fortalecimiento de la actividad empresarial y el análisis estratégico en términos de costo-calidad-tiempo para el aprovechamiento de las nuevas oportunidades comerciales, en un contexto que ahora es de glolocalización y ya no de globalización.
Sin embargo, no parece que la profesión contable colombiana esté dispuesta a ello:
Muchos, demasiados, se quedan en el análisis simple de las variaciones tributarias y apoyan ciegamente al gobierno actual porque con sus reformas tributarias ‘les dan trabajo’.
Otros, andan centrados en la actividad electoral próxima creando grupos y más grupos de potenciales votantes que les ayuden al fortalecimiento de su partido de turno. Y utilizan como pancarta la ‘reforma a la ley 43’.
Unos más, siguen encerrados en su nostalgia, viendo que la nieve de los años llega y nada que sus propuestas son acogidas.
Las agremiaciones de contadores, repitiendo lo de siempre, en los discursos propios de cada asociación, así firmen declaraciones conjuntas.
Como la estrategia debe estar centrada en el fortalecimiento de la empresa privada, es, entonces, una enorme oportunidad para que las firmas de contadores (globales, internacionales, regionales, locales) muestren su experticia y ayuden con eficiencia en estos análisis y soluciones estratégicos.