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¿Identifica Ud. de manera clara los valores con que la firma de contadores, de la cual Ud. hace parte o a la cual Ud. contrata, se presenta ante sus clientes, mercados y sociedad en general?
¿Los valores que dice defender están mejorando la calidad y la credibilidad del ejercicio profesional? ¿Esos valores se identifican con lo políticamente correcto o lo incluyentemente correcto?
Contadores y auditores lograron profesionalizarse. ¿Están ahora desprofesionalizándose y ni siquiera se están dando cuenta de ello?
De oficio a profesión
El oficio del contador (y sus prácticas de contabilidad, auditoría, control interno, presentación de reportes, y otras relacionadas):
Fue engrandecido primero por los aportes del franciscano Luca Pacioli y los jesuitas de Sicilia, y el fortalecimiento de las agremiaciones de respaldo (siglos 15 y 16).
Fue reconocido como profesión liberal cuando surgieron las profesiones burguesas (siglos 17 y 18).
Recibió transformaciones importantes derivadas del surgimiento de las firmas profesionales y la especialización funcional que diferenció entre la práctica del contador y la del auditor, entre otras, y el reconocimiento de la responsabilidad profesional de las firmas y redes de contadores, algo no siempre exitoso en todas las jurisdicciones ni siempre acogido por los mismos contadores (siglos 19 y 20).
Su horizonte cercano está en el reconocimiento de la responsabilidad profesional de las plataformas profesionales de contadores (siglo 21).
Gracias a esos fenómenos, que en conjunto pueden denominarse profesionalización de los contadores, éstos recibieron reconocimiento social y estatal de la importancia de su trabajo y sus aportes a las organizaciones empresariales, al Estado, los mercados y a la sociedad en general.
El lector de estas líneas podrá observar que la clave de lo anterior se encuentra en el reconocimiento de la responsabilidad profesional inherente en estas cosas. A lo mismo otros prefieren referirse como calidad de los servicios profesionales. Abundan diferentes perspectivas sobre esto, muchas de ellas en conflicto y altamente politizadas en una u otra dirección.
En ese contexto, algunos comienzan a ver signos preocupantes (‘alarmas tempranas’) de que la profesionalización de los contadores está en riesgo, incluso refiriéndose a ello como desprofesionalización de los contadores. Otros utilizan la expresión de que contadores y auditores están perdiendo credibilidad.
Sin pretender abordar estas cosas de manera integral y balanceada, los siguientes comentarios muestran cómo es importante prestarles la atención debida a estas señales de alarma.
Disminución de candidatos a CPA y disminución de graduados en contaduría
En los países desarrollados y principalmente en los Estados Unidos, CPA se convirtió en la ‘marca por excelencia de los contadores’, gracias a que introdujo (tanto en la práctica profesional como en las conceptualizaciones) la diferenciación funcional entre contadores (preparadores) y auditores (de estados financieros).
CPA = Certified Public Accountant = Contador Público Certificado. El reconocimiento de que además de los estudios básicos (mediante autoestudio o en universidades) era necesaria la certificación profesional conformada por dos elementos irrenunciables: (1) presentación de examen profesional de habilitación y (2) adherencia al código de ética de la organización profesional de pertenencia. La irrenunciabilidad a esto se convirtió en su sello de calidad.
La renuncia a la calidad, sobre todo en los países latinoamericanos (Colombia siguió este camino) no adoptó la ‘marca por excelencia de los contadores’ sino que la adaptó y, por consiguiente, la diluyó mediante el no realizar exámenes profesionales y la no-adherencia a códigos de ética de la organización profesional de pertenencia. Consecuencia es que cada profesional es ‘independiente’ (en realidad, trabaja en solitario). En la práctica, ello llevó a que se eliminara la especialización funcional y, por efectos de generalización, todos los contadores son auditores y todos los auditores son contadores. Además de que también hacen de todo (impuestos, control interno, consultoría, asesoría, etc.).
En los países desarrollados la ‘marca por excelencia de los contadores’ también se ha ido debilitando, si bien por otras razones, que están llevando a disminución de candidatos a y graduados de contaduría, pero, sobre todo, a preocupantes indicadores de la calidad y transparencia de auditores y contadores.
En el proceso de respuesta al borrador de la estrategia 2022-2026 de la US-PCAOB, el pasado 15 de septiembre de 2022 Robert A. Conway presentó su carta comentario donde hizo un análisis interesante en el que le pide a la US-PCAOB que actúe ante el problema central de la calidad de la auditoría, problema que identifica como la mala administración del capital humano por parte de las más grandes firmas de CPA. Anota que esa mala administración no se soluciona con pagar los salarios más altos, puesto que de hecho las grandes firmas los pagan, y ese trabajo no lo puede hacer el AICPA dada la alta influencia de las grandes firmas en el manejo del AICPA. Por eso recurre a la US-PCAOB para sugerirle enfrente ese problema.
Conway cita el AICPA 2021 Trends Report publicado en el año 2022 que monitorea, entre otras cosas, las tendencias en los nuevos candidatos a CPA y las graduaciones anuales en contaduría. Si bien pueden encontrarse diferencias entre la lectura que hace el AICPA 2021 Trends Report (tiende a explicar todo de manera favorable, positiva) y las que puede hacer un lector desprevenido, Conway resalta lo que denomina alarmante:
El número de nuevos candidatos a CPA ha disminuido desde 48,004 candidatos en 2016 a 36,670 candidatos en 2019 (antes de la pandemia), esto es, una disminución del 24%.
El total anual de quienes han completado el grado de contabilidad (accounting) ha disminuido desde 79,854 en el año académico 2015-2016 hasta 72,923 en el año académico 2019-2020, esto es, una disminución del 8.7%.
Si bien puede decirse que ello es efecto de la pandemia del covid-19 y de las disrupciones generadas por la implementación de las nuevas tecnologías digitales en las firmas de contadores, el mismo AICPA reconoce que hay desafíos que la pandemia aceleró y dice que:
“Como resultado, estamos acelerando nuestros esfuerzos para reversar esas tendencias evidenciadas en este reporte”. [Traducción de SAMantilla]
Analizando el plan de la US-PCAOB, Francine McKenna, en The Dig, publicó el pasado 10 de octubre un análisis que tituló The PCAOB has a plan, but it may be a day late and more than a few dollars short [La PCAOB tiene un plan, pero puede que tenga un día de retraso y le falten unos cuantos dólares]. Hace referencia al discurso que la PCAOB Chair Erica Williams dio el pasado 7 de octubre de 2022 ante la
UCI Audit Committee Summit, donde señaló que las prioridades del plan estratégico a cinco años de la US-PCAOB son:
Una, modernización de nuestros estándares,
Dos, mejoramiento de nuestras inspecciones,
Tres, fortalecimiento de nuestro hacer forzoso el cumplimiento, y
Cuatro, mejoramiento de nuestra capacidad organizacional.
Francine McKenna agrega que:
“Las más grandes firmas globales de auditoría durante años han estado intentando conseguir que su regulador, la PCAOB, se centre en los estándares de auditoría en lugar de sus actividades más antagónicas – inspección de firma/compromiso y hacer forzoso el cumplimiento. En una época, las 4 grandes firmas de auditoría incluso tenían aliados en los niveles más altos de la SEC que no solo hicieron bromas acerca de cómo la PCAOB no se estaba centrando de manera suficiente en las ‘tuercas y tornillos de la auditoría’, sino que intentaron conseguir que el entonces presidente Jim Doty renunciara.” [Traducción de SAMantilla]
Más adelante señala que le intrigaron los dos comentarios muy específicos que presentó Conway relacionados con la alarma que arriba mencioné y ofrece un extracto de un correo electrónico que le envió Conway:
“La disminución en los programas de contabilidad a nivel universitario y la disminución del número de CPA recién creados (tal y como es demostrado por las estadísticas del AICPA Trends Report) representan una seria amenaza para la calidad de la auditoría. La causa raíz son claramente los problemas de la carga de trabajo y la carencia de balance trabajo-vida en las Cuatro Grandes, que están haciendo que las personas se alejen de la profesión. La PCAOB tiene oportunidades específicas para cambiar esto; pero hasta el momento, ha mostrado poca o ninguna inclinación a usar las herramientas a su disposición (indicadores de la calidad de la auditoría) para abordar este problema central.” [Traducción de SAMantilla]
Estos problemas en Colombia
Es bastante difícil hacer un análisis comparativo de estos problemas en Colombia. Por diversas razones dado que en Colombia:
Se estudia contaduría pública [public accounting] (si bien recientemente se utilizan otras denominaciones como contaduría internacional), propiamente no hay grados universitarios en contabilidad [accounting]. Porque los grados en contaduría son, junto con la comprobación de experiencia, los requeridos para la habilitación profesional por parte de la Junta Central de Contadores. No son obligatorias la presentación de exámenes profesionales de habilitación ni la adherencia al código de ética de la organización profesional de pertenencia.
Se privilegia la revisoría fiscal (un órgano de control societario que es ‘más que auditoría’ y no requiere independencia frente a la entidad) por encima de la auditoría de estados financieros (que hace parte de lo que hace la revisoría fiscal).
Sin embargo, es interesante el análisis que el Número 6904 de Contrapartida De Computationis Jure Opiniones, publicó el 3 de octubre de 2022 refiriéndose al salario real que reciben los contadores frente a las expectativas mientras estudian:
“Según consta en el acta correspondiente a la reunión que realizó el Comité de Registro de la Junta Central de Contadores el 13 de septiembre de 2022, existían a dicha fecha 296.063 contadores activos y 4.011 personas jurídicas inscritas. Como es evidente, la profesión contable colombiana sigue creciendo. A 5 de septiembre del mismo año, el 64,2% de los contadores eran mujeres. Cuando se expidió la Ley 43 de 1990 se pensaba que podría haber un desequilibrio entre los estudiantes y las necesidades del mercado. Las facultades otorgadas al Gobierno para controlar esta situación fueron declaradas inconstitucionales en el año 2000, sin que se hubiere hecho uso de ellas. Considerando 166 programas virtuales y 357 presenciales (total 523), según la información reportada al SNIES, en el segundo semestre de 2013 se matricularon al primer curso 11.950 estudiantes. En el año 2019 fueron 13.118 graduados los que consiguieron empleo. Durante el año 2021, de acuerdo con la misma fuente, se graduaron 19.462 personas. Según Confecámaras, al terminar el primer semestre del año en curso estaban inscritas en el RUES 129.961 personas naturales y 42.556 personas jurídicas; las microempresas continuaron representando el 99,69% del empresariado. Podemos suponer que no hay exceso de profesionales de la contabilidad”.
Este análisis de Contrapartida muestra que la profesión en Colombia está creciendo y que el 64,2% de los contadores son mujeres. Pero no es un análisis ni de la calidad ni de la credibilidad del ejercicio profesional de los contadores y mucho menos de los auditores.
Políticamente correcto vs Incluyentemente correcto
De acuerdo con mi entender, un signo adicional de la desprofesionalización es el cambio, constatable a nivel internacional y nacional, desde lo políticamente correcto hacia lo incluyentemente correcto como la carta de presentación de contadores y auditores ante sus clientes y ante la sociedad en general, lo cual impacta el atractivo para quienes quieren ingresar y permanecer en la profesión.
En este sentido, se percibe tanto en las firmas de contadores (‘con el liderazgo de las grandes’) como en las agremiaciones de contadores, un afán por resaltar la etiqueta de lo incluyente, de las perspectivas de género y similares:
Auditoría desde la perspectiva de la mujer
Costos para la inclusión y el cambio
La influencia de la violencia de género en la cotidianidad del ejercicio profesional
La carga de trabajo incluyente
Violencia familiar en el ejercicio de las declaraciones tributarias
Valor agregado de la influencia intergeneracional binaria
Ello es fácil de constatar en los sitios web y mensajes publicitarios de las mencionadas firmas y agremiaciones.
Pero ese entrar en la moda de la inclusión, el género y similares, para presentarse ya no como políticamente correcto sino como incluyentemente correcto genera una cantidad de interrogantes que no son fáciles de responder:
¿Contadores y auditores han renunciado a lo que decían eran sus valores tradicionales? ¿Realmente eran valores y estaban convencidos de ellos, o era el estar a la moda de entonces?
¿Contadores y auditores no necesitan estar a favor de la empresa y la generación de riqueza y prosperidad, sino que requieren estar de lado de las fuerzas políticas mayoritarias en los distintos entornos sociales y económicos?
¿Hay temor a ser blanco de críticas, por no ser incluyentes, por no asumir posiciones radicales, y se cede la integridad y valores relacionados?
¿Las respuestas que en el presente se dan son realmente convincentes y están convencidos de ellas, o pronto volverán a cambiar valores al ritmo de nuevas presiones?
¿Mostrar en sus sitios web que se están vinculando profesionales diversos está implicando que la toma de decisiones al interior de las firmas y agremiaciones profesionales se esté dando con criterios diversos o es solo una estrategia más de mercadeo? ¿La composición de socios de firmas está incorporando estos criterios o solo se queda a nivel de juniors que pronto llegan y fácilmente se dejan ir?
Todo esto es consecuencia de largos años de no haber tenido identidad propia como contadores sino de haber estado, de manera políticamente correcta, del lado de quienes pueden ayudarles mediante alianzas estratégicas a mantenerse en condiciones favorables: consultoría y cumplimiento son quizás, los ejemplos más claros de los contadores trabajando al servicio de otras profesiones, con la consecuencia de renunciar a la identidad propia como contadores.
Por eso ahora es fácil reemplazar lo políticamente correcto por lo incluyentemente correcto.
Se necesitan soluciones innovadoras de carácter colectivo
El fondo de todas estas cosas está ya sea rescatar valores perdidos o replantear los existentes.
Independiente de si se está o no de acuerdo con los anteriores análisis, lo que está claro y es comúnmente aceptado es que se necesita rescatar la calidad y la credibilidad de los profesionales de la contabilidad y de la auditoría. Por propio autointerés profesional y para beneficio de la profesión.
Muchas son las contribuciones que se necesitan de parte de todos.
Ciertamente los resultados que se logren son los que determinarán la dirección de la profesión en las próximas décadas.
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