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Por John Hughes – El drama de la contabilidad, o: ¡Teneduría de libros imposible!
Documento original: The drama of accounting, or: bookkeeping impossible!
Toby York, el siempre-estimulante fundador de The Accounting Café, publicó lo siguiente en LinkedIn:
Hay angustia por el estado de la #profesión contable.
El esfuerzo de las firmas para reclutar, y convencer a la gente del propósito y el valor social de la contabilidad se están volviendo más difíciles. Posiblemente no sea accidente que la profesión carezca de arraigo en la cultura popular. O quizás la causa sea su ausencia en la cultura popular.
Los abogados tienen Suits. La publicidad tiene Mad Men. Los veterinarios tienen, mmm, All Creatures Great and Small? Los médicos tienen mucho para contar, pero digamos Grey’s Anatomy.
Esta no es una observación casual. El drama nos cautiva porque muestra el impacto social y las dinámicas de poder en juego. La contabilidad en la nube, un campo demasiado importante para dejarlo únicamente a los contadores, ¿podría ser un drama convincente si se le da la oportunidad?
¿Cuál sería la narrativa dramática?
Antes he dicho que no soy muy optimista de que la mayor visibilidad en la cultura popular (o algunas manifestaciones de ella, de todos modos) llevaría particularmente lejos en la solución de los problemas de reclutamiento e imagen de la profesión (y, al menos en Canadá, también hay una escasez de nuevos abogados, veterinarios y médicos), de manera que tengo que admitir que no pensé mucho en esa cuestión. Sin embargo, otros lo hicieron, llevando a una selección animada de narrativas sugeridas, tales como:
Una joven deja el campo para ir a la universidad en Dublin y hacer una carrera en las Top 4. Repentinamente regresa a la vida rural para hacerse cargo de la práctica de su padre. Pasa de tratar con Facebook y Google a clientes de caja de zapatos y cuentas agrícolas. Agregue un viejo amor que todavía vive en la localidad y probablemente ahora sea profesor de escuela primaria, por si acaso.
Cuando su padre y propietario de la firma de contabilidad Hamish muere, su joven hija contadora Hannah tiene que hacerse cargo de la compañía. Sígala mientras descubre secretos familiares ocultos y que no todo es lo que parece en el mundo de las relaciones personales y con los clientes.
Un profesor universitario de contabilidad ayuda a un estudiante interesante a convertirse en un magnate de los negocios y filántropo. Éxito 100% de taquilla, basado en una historia real.
Sin embargo, quizás sea importante que todas esas ideas podrían ser llevadas a cabo sin necesidad de profundizar mucho en la contabilidad misma: es posible que todos ellos sean escenarios en los cuales sepamos que los personajes son contadores principalmente porque nos dijeron que lo son, no porque veamos mucho o nada de contadores en acción. Esta, por supuesto, es la cruz del problema: los abogados en la pantalla tienen la ventaja de que es fácil dramatizar a alguien que “ejerce” derecho, especialmente en sus manifestaciones más llamativas relacionadas-con-los-tribunales; All Creatures Great and Small siempre puede compensar la separación y la tensión en tiempos de guerra con una trama secundaria visiblemente irresistible y ágilmente articulada sobre una vaca fatigada o un perro cojeando. En la búsqueda de puntos de referencia, varios comentaristas citaron la película de Ben Affleck The Accountant (escribí sobre ella aquí), pero esa película es acerca de la contabilidad de la contabilidad del mismo tipo que The Lion, la Witch y el Wardrobe lo son acerca de muebles: aún así, varias fuentes reportan que la por mucho tiempo demorada secuela está avanzando (haga sus apuestas respecto de si o no profundiza en los aspectos técnicos). Otros citaron ejemplos que incluyen Margin Call, The Big Short, The Untouchables y The Shawshank Redemption, pero esto subraya otro problema recurrente, que alguien que basara su punto de vista sobre la contabilidad a partir de la evidencia cinematográfica razonablemente concluiría que los contadores frecuentemente, en el mejor de los casos, son turbios y, en el peor, delincuentes declarados. Por cierto, no creo que nadie haya hecho referencia al impagable trabajo inexpresivo de Charles Grodin en Midnight Run, como ex contador de la mafia bajo la protección del cazarrecompensas Robert de Niro (nadie ha profundizado nunca un mejor soliloquio sobre el atractivo de las papas lionesas). Pero como digo, su personaje estaba huyendo de la mafia, por lo que no ayuda al argumento más amplio.
La contabilidad, como disciplina, aparece a veces en las películas (en un artículo anterior cité You and I, Silver Bears, y The Pajama Game), y, sin embargo, probablemente no sea tan frecuente como debería, dada la cantidad de personas que realmente son contadores de diversos tipos. Pero quizás deba dársele la vuelta a esta situación: la profesión puede tener sus dificultades, pero consistentemente ha hecho prósperas y satisfechas a una cantidad de personas con muy poca ayuda de parte de la cultura popular. Visto de esta manera, en esta etapa avanzada y compleja de nuestra evolución, quizás sea fútil esperar mucho más en el futuro previsible. Lo mejor es limpiar nuestra propia casa, diagnosticar y abordar los elementos que puedan hacer que los contadores sean menos competitivos que como lo son (casi con seguridad incluyendo, como dije anteriormente, la cada vez mayor carga de cumplimiento, en la que es vista casi como una perogrullada que casi nadie lee gran parte de la producción en la que se trabaja tan costosamente y en la que se supone que debemos escandalizarnos por errores menores de auditoría). Ya sea que la TV en horario estelar preste o no atención (y probablemente no lo hará), el hecho de nuestro resurgimiento y revitalización, y las oportunidades relacionadas, seguramente encontrará su camino hacia el centro de atención del reclutamiento, si lo merece…
Las opiniones expresadas son solamente las del autor.
Esta traducción no ha sido revisada ni aprobada por el autor.