Por John Hughes – ¡Sea verdadero y justo! (Es fácil, ¿verdad?)
Documento original: Be true and fair! (It’s easy, right?) [6/07/2025]
Me encontré un reciente artículo de opinión altamente interesante escrito por Colin Mayer, titulado ESG is Dead, Be True and Fair Instead [ESG ha muerto, mejor sea honesto y justo].
Aquí hay algunos extractos:
ESG [ASG] ha muerto. Fracasó porque no tenía ningún propósito. Era insignificante e inviable. En su forma extrínseca de materialidad única, tal y como es promovida por los IFRS, no era más que otro factor de riesgo de inversión. en su forma intrínseca de doble materialidad, tal y como es defendida por la Unión Europea, era otro centro de costo y una forma de regulación. No fue diseñado ni para salvar el mundo, ni para promover el crecimiento, la inversión y la prosperidad. Por lo tanto, no debe ser extrañado.
Pero no tome esto como una señal de que todo está bien sin él. No todo está bien y no lo estará. De manera manifiesta está empeorando. “Las crisis se están incrementando en frecuencia y creciendo en intensidad. Su frecuencia e intensidad continuarán incrementándose hasta que resolvamos el problema” (Colin Mayer (2024)). El problema es que ha habido demasiado énfasis puesto en riesgo, regulación y costos, y no suficientemente en creación de valor y utilidades, y las oportunidades comerciales que se derivan de resolver problemas.
Las utilidades han sido el combustible en el corazón del capitalismo y el incentivo que direcciona los negocios. Profit [utilidades] proviene del latín proficere y profectus, avanzar y progresar. De ahí es que precisamente deben provenir las utilidades, del avance y del progreso. Pero a menudo también están asociadas con desventajas y retrocesos.
Tal y como actualmente son medidas, las utilidades son simplemente la diferencia entre los ingresos ordinarios de un negocio y sus costos de entrada – sus costos de mano de obra, materiales y capital. Sin embargo, no tiene en cuenta los costos de pagar a sus empleados por debajo del salario digno, a los proveedores por debajo del precio de comercio justo, a la contaminación, pérdida de diversidad y calentamiento global que una compañía provoca. En otras palabras, no tiene en cuenta cómo evitar o limpiar el desastre que una compañía crea.
Los costos medidos por una compañía no son, por lo tanto, sus verdaderos costos, y sus utilidades medidas no son sus utilidades justas. De hecho, cada vez que los directores de una compañía firman sus cuentas como que son “verdaderas y justas”[1], no hacen tal cosa. No son ni verdaderas ni justas. No son verdaderas porque no reflejan sus verdaderos costos, y no son justas porque, por lo tanto, no reportan utilidades justas.
En parte, eso señala las limitaciones de los actuales estándares de contabilidad y de presentación de reportes, por ejemplo, en no reconocer ciertas categorías de activos intangibles y costos relacionados. Sin embargo, Mayer no se detiene en ese aspecto, señalando sucintamente que “Los estándares corporativos de auditoría, presentación de reportes y gobierno deben establecer que las cuentas y los reportes de las compañías sean verdaderos y justos”. Su verdadero propósito es forjar una visión más amplia, de un nuevo paradigma en el cual “el ‘éxito’ y los ‘intereses’ de la corporación se deriven de obtener utilidades sin hacer daño, en otras palabras, de la creación de valor, no de la diversión de valor o de la transferencia desde otros”:
Mediante alinear los intereses de los accionistas con los de los otros stakeholders, todas las partes, incluyendo los gobiernos, estén alentadas a innovar e invertir. La confianza sea creada donde prevalece la desconfianza, y los stakeholders tengan confianza en invertir en compañías en las que en el presente tienen miedo de ser explotados y expropiados. En particular, que los intereses del gobierno en el bienestar social estén alineados con los de los negocios en generar utilidades sin causar daño.
Como resultado, las empresas reciben ayuda de sus stakeholders y de sus gobiernos en internalizar y capitalizar los beneficios conferidos a otros que actualmente permanecen externos y sin recompensa. Reforzar mutuamente los intereses promueve asociaciones entre negocios, gobiernos, clientes, empleados, proveedores y comunidades para comprometerse con un propósito común de prosperidad compartida.
El componente “ESG ha muerto” del título es, quizás, inútil, lo que parece presagiar un artículo más limitado de lo que Mayer realmente entrega. Seguramente es una visión idealista, al menos en un mundo crecientemente direccionado por las filosofías de suma-cero (en el punto de vista triumpano de las cosas, Estados Unidos está siendo perjudicado por casi todos los demás, quienes por lo tanto deben ser castigados y agobiados, mientras que las empresas deben lidiar con los que les queda y de la mejor manera que puedan). En una economía de salarios bajos, costos altos, ampliamente motivada por la aversión a impuestos y regulación, en la cual la deuda financiera, social y ambiental acumulada reduce el espacio de maniobra, y el suministro igual de los elementos básicos como vivienda y atención en salud que parece están más allá de las capacidades de la mayoría de los gobiernos, está lejos de ser claro que la mayoría de las empresas, que sin embargo tienen buenas intenciones, puedan tener éxito alguna vez (para tomar uno de los ejemplos de Mayer) pagando a sus empleados un salario digno. Sugerencias tales como “La ley corporativa debe asegurar que los inversionistas y las instituciones de inversión no obtengan utilidades injustamente a costa de otros” parece extravagantemente impracticables en el mundo en que vivimos. ¿Ha existido alguna vez una forma de “avance y progreso” que no confiera “desventaja y regreso” a alguien, al menos en el corto plazo? ¿No resulta de alguna manera extraño descartar de manera sumaria los esfuerzos invertidos en ESG [ASG] como equivocados, al tiempo que se afirma que colectivamente podemos esperar tener éxito en algo que suena mucho, mucho más difícil y disruptivo…?
Las opiniones expresadas son solamente las del autor.
Esta traducción no ha sido revisada ni aprobada por el autor.
[1] “true and fair”: verdadero y justo. También puede traducirse como ‘honesto y justo’. En entornos españoles prefieren decir ‘imagen fiel’ (N del t).