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Los avances alrededor de las revelaciones financieras relacionadas con la sostenibilidad (IFRS/NIIF S1) y con el clima (IFRS/NIIF S2), cuyos estándares finales ISSB está próxima a emitir, han dejado claras muchas cosas en lo que tiene que ver con el valor de empresa, pero también han mostrado algunas debilidades surgidas, principalmente, por las críticas a ESG como ejercicio de mercadeo (algo que no es central para la creación de valor) y por la insistencia en evolucionar desde el valor de accionista hacia el valor de múltiples stakeholders.
No está fácil la implementación de los inminentes IFRS/NIIF S1 e IFRS/NIIF S2 si de verdad se busca que las revelaciones financieras relacionadas con la sostenibilidad y con el cambio climático se orienten al valor de empresa.
Perspectiva de la ISSB
La perspectiva de la International Sustainability Standards Board (ISSB) está contenida en los proyectos de los IFRS/NIIF-S1 e IFRS/NIIF-S2 próximos a ser emitidos.
La visión panorámica oficialmente publicada en español en marzo de 2023 dice (Pg. 3, las negrillas no son del original):
Para cumplir con los requerimientos propuestos, una empresa revelaría información material o con importancia relativa sobre todos los riesgos y oportunidades significativos relacionados con la sostenibilidad a los que está expuesta—el juicio de materialidad o importancia relativa se hace en el contexto de la información sobre sostenibilidad relacionada con la información financiera necesaria para que los usuarios de los informes financieros con propósito general (inversores) evalúen el valor de la empresa.
El valor de la empresa es el valor total del patrimonio y de la deuda neta de una entidad y refleja las expectativas del importe, el calendario y la incertidumbre de los flujos de efectivo futuros a corto, medio y largo plazo; así como el valor atribuido a esos flujos de efectivo (que refleja el costo del capital).
La información que podría ser relevante para la evaluación del valor de la empresa es más amplia que la información presentada en los estados financieros. Incluye información sobre los impactos y las dependencias de una empresa en las personas, el planeta y la economía cuando es relevante para la evaluación del valor de la empresa.
La información que el Proyecto de Norma de Requerimientos Generales propone que una empresa esté obligada a revelar—y cualquier información requerida por una Norma NIIF de Información a Revelar sobre Sostenibilidad—necesitaría ser revelada como parte de la información financiera con propósito general. Una consecuencia es que se requeriría que la información a revelar sobre sostenibilidad relacionada con la información financiera se publicara al mismo tiempo que los estados financieros.
Está por verse si en el estándar final se mantiene este entendimiento del valor de empresa y qué matices puedan derivarse del mismo.
Definir valor de empresa como el valor total del patrimonio y de la deuda neta de una entidad conlleva un entendimiento estrictamente financiero. No está claro cómo pueda integrarse con los riesgos y oportunidades derivados de la sostenibilidad y el cambio climático.
Que la información relevante para la evaluación del valor de empresa sea más amplia que la información presentada en los estados financieros no resuelve propiamente las inquietudes planteadas. Da cabida a la información no-financiera y a la información de los impactos y dependencias, pero queda por resolverse eso de cuando es relevante, lo cual se complica porque las revelaciones financieras requeridas (sobre la sostenibilidad y el cambio climático) debe hacerse a partir del juicio sobre la materialidad o importancia relativa.
El énfasis puesto en la ubicación de las revelaciones financieras relacionadas con la sostenibilidad y el cambio climático, esto es, como parte de la información financiera de propósito general, o en un documento aparte publicado al mismo tiempo que los estados financieros, deja dudas para su implementación en la práctica y las consecuencias que se puedan derivar.
Seguramente, habrá quienes estén interesados en que se mantenga el sesgo hacia lo financiero (capitalismo de accionistas), pero también habrá otros interesados en que se modifique su entendimiento y se abra hacia una comprensión más amplia (capitalismo de stakeholders).
Esto se complica por el activismo-a-favor-de y por el activismo-en-contra-de, dadas las posiciones políticas que hay sobre estas cosas.
ESG y creación de valor
El 19 de abril de 2023 Grant Harrison publicó en Greenfin Weekly un interesante artículo que tituló The link between business value creation and ESG [El vínculo entre creación de valor de negocios y ESG].
Su afirmación central es que ‘no hay mercado para la virtud’ y, en consecuencia, los negocios y sus inversionistas requieren un caso de negocios que sea convincente a fin de integrar de manera significativa el valor de la sostenibilidad en la toma de decisiones de negocio. Los resultados que ello muestre en la línea de resultados serán en últimas el único factor convincente contra los ideólogos anti-ESG.
Lo interesante de este artículo es que hace una reseña de investigación recientemente publicada por la consultora administrativa Bain & Company y la firma de calificación de sostenibilidad EcoVadis que proporciona una visión refrescante entre la creación de valor y ESG, particularmente en mercados privados.
Dos conclusiones centrales se derivan de esa investigación:
El desempeño fuerte de ESG es una señal de un negocio fuerte.
Se necesita cambio con velocidad y a escala.
Argumentan que ello es necesario para hacer frente a una de las críticas más comunes que se hace a ESG, esto es, que se trata de un ejercicio de mercadeo, nada central para la creación de valor:
“Si bien el ejercicio de mercadeo proporciona un impulso a la reputación de la marca, el valor agregado es efímero”.
Para enfrentar ello señalan que se hace necesario incrustar las políticas de sostenibilidad en los procesos de administración o en la administración de los programas de reducción de carbón, por ejemplo.
Piense como sus stakeholders
Pasar de un ‘capitalismo salvaje’ (centrado solo en el valor de accionistas) hacia un ‘capitalismo de stakeholders’ (centrado en los intereses de los múltiples stakeholders) no es una idea nueva. Su debilidad principal ha estado en que ha sido principalmente teórica y no ha sido fácil pasar a la acción y, sobre todo, incorporarla en la toma de decisiones empresariales.
El 15 de julio de 2021 EY publicó un artículo de Jim Hsu, Joonyoung Byeon y Andreas von Buchwaldt que tiene por título Think like your stakeholders to build long-term value [Piense como sus stakeholders para construir valor de largo plazo]. Su insistencia está en que ese valor debe ser de largo plazo y que es esencial para construir una estrategia de crecimiento sostenible. La invitación que hacen la desarrollan alrededor de tres preguntas:
¿Cómo el capitalismo de stakeholder – énfasis en el valor del cliente, de las personas y social, no solo en las métricas financieras – obliga a que las compañías se centren en el valor de largo plazo?
A medida que el mercado pone más énfasis en las métricas no-financieras, ¿cómo las compañías pueden convertir esos factores en indicadores clave de desempeño [key performance indicators (KPIs)]?
¿Cómo los directivos de alto nivel [C-suite] deben ampliarse para incluir un espectro más amplio de voces en el desempeño corporativo y la estrategia del mundo real?
Esta invitación está acompañada por sugerencias interesantes para pasar de la teoría a la acción, si bien reconocen que si no se tiene una nueva mentalidad (= nueva fundamentación teórica) difícilmente se pueden lograr acciones nuevas que sean efectivas (para no volver a lo mismo de siempre).
Del valor para accionistas hacia el valor para múltiples stakeholders
En esa misma dirección, recientemente Deloitte publicó su mapa para el valor sostenible. Tiene marca registrada.
Está contenido en A new value system. Why a multi-stakeholder view of value creation can lead to sustainable, long-term value for everyone [Un nuevo sistema de valor. Por qué un punto de vista de múltiples-stakeholders de la creación de valor puede llevar a valor sostenible, de largo plazo, para todos], cuyos autores son Greg Dickinson, Jason Girzadas y Jennifer Steinmann.
Se trata de una perspectiva práctica: cómo las empresas se pueden beneficiar del punto de vista de múltiples-stakeholders a fin de obtener un nuevo sistema de valores que sea sostenible.
Si bien la expresión múltiples-stakeholders es redundante dado que teóricamente siempre se ha entendido que los stakeholders son varios, en la práctica los esfuerzos han regresado para centrarse solamente en un stakeholder: el accionista. Por eso personalmente me gusta la expresión múltiples-stakeholders.
De acuerdo con la publicación mencionada, ese esfuerzo conlleva una consideración más amplia del valor de empresa.
A propósito, la traducción oficial del documento de ISSB dice, en español, valor de la empresa y conduce a error dado que hace pensar (y actuar) en cuánto vale la empresa, cuando en realidad lo que se busca es identificar el valor de empresa, esto es, lo que en últimas es priorizado como valor por una organización. Pero como la IFRSF ‘nos tiene acostumbrados’ a tantos errores de traducción al español (siguen con ‘normas’ y se olvidan de los ‘estándares’), toca convivir con ello. No hay solución a la vista. El problema es que la implementación práctica se realiza con errores.
Volviendo a la publicación de Deloitte, hay una frase que considero merece ser resaltada [Traducción de SAMantilla]:
“Nuestros lentes centrados-en-el-accionista han proporcionado una vista incompleta de nuestros impactos en nuestro conjunto más amplio de stakeholders y en la sociedad en general. Y no ha reconocido y contabilizado, de la manera adecuada, los recursos esenciales que no vienen de los accionistas – tales como climas habitables, sociedades estables, e infraestructura pública”.
Líneas seguida anota que, como consecuencia, hay tres resultados particulares que han distorsionado (positiva y negativamente) el cálculo del valor de empresa: Subestimación de: (1) costos, (2) beneficios, y (3) activos requeridos.
Agregan que, para contrarrestar esas distorsiones, se debe comenzar por administrar el más amplio valor del stakeholder con el mismo rigor que se ha estado aplicando a la creación de valor de accionista, lo cual significa considerar la ecuación de valor para cada grupo del stakeholder, entender los direccionadores de cada uno, y luego integrar esas perspectivas de maneras que ayuden a asegurar retornos adecuados y equitativos para cada uno.
Ello lo concretan en el The Sustainable Value MapTM que se resume en la gráfica que se ofrece a continuación.
Como puede observarse, el valor de empresa lo factorizan en valor de accionista, valor de empleado, valor de cliente/social/público, y valor ambiental.
Los autores de la publicación en mención hacen énfasis en que el mapa que ofrecen es una muestra de estructuras de valor. Podrá, entonces, incluirse otros tipos de valor, e incluso retirarse algunos. Lo importante es crear valor para un conjunto más amplio de stakeholders. En función de ello dejan claro que, mediante adoptar este punto de vista, las empresas pueden desbloquear retornos y oportunidades a través de los distintos grupos de stakeholders:
Accionistas: Mayores retornos y desempeño ESG, así como también riesgo de negocio, costos de inputs, y costo de capital, reducidos.
Empleados: trabajos, ingresos, beneficios, y entrenamiento, reducidos, además de mayor diversidad, equidad, e inclusión.
Cliente/social/público: productos y servicios mejorados, vitalidad económica, e impacto comunitario, con riesgo reducido.
Ambiente: Reducidas emisiones de gas con efecto invernadero, consumo de energía, y agotamiento de recursos, junto con mayores responsabilidad y desarrollo ambiental.
Puede discutirse si ello es alcanzable en la práctica o si se trata de otra promesa más de mercadeo, tal y como se ha mencionado con ESG.
Lo importante a tener en cuenta es el énfasis puesto en pasar de un capitalismo de accionistas a un capitalismo de stakeholders. Solamente el desarrollo en el tiempo es el que podrá decir si realmente se da ese paso y sus resultados son los que se buscan.
No está fácil la implementación de los inminentes IFRS/NIIF S1 e IFRS/NIIF S2 si de verdad se busca que las revelaciones financieras relacionadas con la sostenibilidad y con el cambio climático se orienten al valor de empresa.
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